lunes, 22 de noviembre de 2010

Revolucion sin comparaciones

Debemos de Reconocer: Todo en su Tiempo, Condiciones y Circunstancias



Llegamos a Duras Penas a 200 Años de Independencia y 100 de Revolución



Pese a Históricas y Constantes Acechanzas a Pueblo, Gobierno y Territorio



Exige el Pueblo Rendirle Cuentas de los Gastos por los Festejos Patrios






¡México, duramente golpeado, pero Vivo, Valiente, Libre y Alegre!
Hombres y mujeres de verdad, en el sentido amplio de su ser, hicieron la Revolución Mexicana hace cien años. La Revolución no caduca ni expira, tampoco podría repetirse con “gay´s” ni suripantas ni fanáticos futboleros que ahora abundan.

Los héroes y heroínas que nos dieron patria, reformas, libertades individuales y sociales, con su decidida participación en los distintos movimientos transformadores, no tienen comparación. Todo fue en su tiempo, en sus condiciones y circunstancias.
Sí hay mucho que celebrar. Todo es cuestión de enfoques y de recordar nuestra historia, las grandes batallas contra los invasores extranjeros, las luchas internas y todos los movimientos en que ofrendaron sus ideas, sangre, vida, pertenencias y, con ello, forjaron una nación fuerte en principios y unidad ante toda clase de acechanzas. Las armas intangibles que más blandieron en los campos y tribunas fueron: el coraje frente a la injusticia, la ignorancia y el oprobio; el valor frente a enemigos con mayores recursos; la defensa determinante de su tierra, sus raíces y el ferviente apego a la razón, el derecho y la fe en sus afanes.


En la actualidad no se concibe una nueva revolución armada, como las de hace cien o doscientos años, porque ahora se dispone de otras condiciones y circunstancias ideológicas, sociopolíticas y tecnológicas. Estas últimas no existían una centuria atrás. Ahora son silenciosas y sofisticadas, como la caída del muro de Berlín, el 10 de noviembre de 1989, que transformó el socialismo y a la URSS, en 1991, sin derramamiento de sangre ni tanques de guerra. Fue un cambio drástico al sistema político y económico, sometido el social, con la Perestroika y la Glasnost, o sea, el replanteamiento de socialismo para anular el comunismo y abrirse a la democracia, la economía de mercado y libertad de creencias. Esto repercutió en China, para la gran apertura y adopción de dos sistemas: comunismo y capitalismo vigentes.
Las revoluciones más trascendentes en el mundo fueron: la de Inglaterra, en 1688; la de Estados Unidos, en 1776; la de Francia, en 1789; las de México, en 1810 y 1910, y la de Rusia, en 1917. Cada una con sus propias y peculiares causas, objetivos, desarrollos y resultados, sin comparaciones, si acaso coincidentes en los más antiguos ideales y valores supremos del hombre por su libertad, independencia, igualdad, justicia, soberanía para elegir su destino o forma de gobierno y derechos a una vida mejor en satisfactores elementales y bienestar, como individuos y como naciones.
A principios del siglo XX, lo más adelantado en comunicaciones a distancia era el telégrafo, fue muy bien aprovechado. El teléfono aún incipiente o limitado. Hoy, la comunicación satelital y electrónica, la telefonía celular con todos sus componentes, las crisis económicas, una población mayoritariamente urbana, acomodaticia y debilitada por carencias, vicios y adiciones, pulverizada, polarizada ideológica y económicamente, preocupada más por tener (no por ser) por anhelos monetarios y tantos métodos de logística, estrategia y capacidades militares impedirían el inicio o avance de un contingente rebelde, subversivo o contrarrevolucionario, independientemente de los pertrechos o armamento de que dispusieran.
Un ejemplo más claro de lo que significan las condiciones y circunstancias basta señalar que los generales Ignacio Zaragoza y Porfirio Díaz, el 5 de mayo de 1862, en Puebla, vencieron al ejército francés, poderoso y representante del imperio de ese tiempo, lo hicieron con ejércitos formados con gente rural utilizaron en las luchas cuerpo a cuerpo palos, picos y azadones, sus instrumentos de labranza, y así ganaron los mexicanos.
En 1910, los revolucionarios ya contaron con las famosas carabinas 30-30 y municiones traídos de lugares muy distantes; el ferrocarril, medio poderoso en la transportación de combatientes, sus “adelitas”; cientos de armas, caballos, telégrafos e imprentas iban en cada vagón donde se amaba, sufría, combatía, conspiraba y hasta convertían en hospital móvil, correo, despachos provisionales de gobierno, cuarteles, rincones de agobio y descanso. Este medio de comunicación y transporte fue vital y decisivo en la revolución.
Paradójicamente, el Presidente Porfirio Díaz apoyó la creación de los F.F.C.C. En sus 33 años de gobierno incrementó la red ferroviaria en todo el país, de cien a 20 mil kilómetros y con la locomotora o “caballo de acero y vapor” fue aniquilado su ejército.
Recordar es vivir y al primer Centenario de la Revolución Mexicana reabrimos los libros, releímos a autores nacionales y extranjeros; las hemerotecas particulares y de los periódicos de aquel tiempo, como el Imparcial y otros retomados de los archivos de los decanos del periodismo nacional aún vigentes, Dictamen de Veracruz, El Universal y Excélsior, éstos dos últimos con 93 años cada uno, así como revistas y suplementos culturales nos han entregado páginas dignas de los festejos y de leerse de cabo a rabo y conservarse para retransmitir sus contenidos a las nuevas generaciones, para su conocimiento y comprensión, al igual que lo hicieron con mucho éxito en sus ediciones recientes de septiembre, dedicadas al Bicentenario de la Independencia.

Radiodifusoras, Televisoras y Cinematografía aportaron producciones especiales de las gestas, vida y costumbres del México Independiente y Revolucionario de principios de los siglos XIX y XX, donde destacaron arte, cultura, actores, actrices y música. Buen trabajo de comunicación masiva en impresos, imágenes y sonidos proyectaron las remembranzas históricas conocidas ahora por las nuevas generaciones de mexicanos y extranjeros. Todo rubricado con la reinauguración del Palacio de las Bellas Artes y el Monumento a la Revolución, restaurados y equipados con modernas tecnologías dignas del simbolismo arquitectónico y nacionalista de México.

Acerca de los tres mil millones de pesos erogados por el Gobierno Federal para los festejos del Bicentenario de la Independencia y Centenario de la Revolución, ya veremos más adelante como funciona la “transparencia” de la Federación, el IFAI y las 32 entidades del país.
¿Cómo y en qué fueron aplicados los presupuestos para dichos festejos patrios?
Falta conocer lo egresado por cada Estado federativo y el Distrito Federal. Todos tendrán que presentar el desglose de gastos e inversiones en los actos conmemorativos.
El pueblo mexicano pide, grita y exige explicación de lo gastado, porque está en recesión económica, con un altísimo desempleo y agobiado por múltiples errores y abusos gubernamentales, sin excepción de ningún gobierno estatal o el federal. Unos porque sus ingresos disminuyeron, otros por las consecuencias económicas recesivas ocasionadas por el combate al narcotráfico y algunos más, como el de la capital mexicana, que gasta sin control ni medirse y desvía grandes sumas en la campaña preelectoral de su Jefe de Gobierno con miras a la sucesión presidencial del 2012.
En fin, una nueva deuda con el pueblo, la nación entera, tienen los gobernantes en turno y los que están por entregar los mandos institucionales y de las corporaciones de seguridad pública. ¡Demos tiempo perentorio a que rindan cuentas!

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