lunes, 22 de noviembre de 2010

Periódicos otra vez noticia

Una vez más, en el país, amedrentan a un periódico. Tocó, ahora, a El Sur de Acapulco, donde un comando armado que llegó a bordo de dos camionetas realizó 25 disparos, de diferentes calibres, en fachada y redacción del periódico.

Nadie, por fortuna, resultó muerto o lesionado.
El atentado se registró pasadas las 22 horas, momento en que editores, correctores de estilo, diseñadores y auxiliares de redacción y de publicidad preparaban la información que El Sur de Acapulco presentaría el jueves a sus lectores.

En el ataque no medió una sola palabra, sólo el sonido de pistolas y fusiles.
Unos cuantos minutos que resultaron eternos para quienes en el periódico se encontraban, bastaron al comando para intentar acallar y torcer la línea editorial de El Sur de Acapulco.
¡Ah! y un olvido que bien puede interpretarse como amenaza: un par de grifos llenos de gasolina. Uno afuera, justo enfrente del periódico y uno más adentro, precisamente en la sala de redacción.

Justo quince minutos después de la salida del comando arribaron al diario todo tipo de policías y hasta militares.
La municipal, la estatal, federal, Protección Civil de Acapulco y un vehículo militar, así como agentes de la Ministerial.
El hecho, por sí mismo, es lamentable porque muestra los niveles de violencia e impunidad a los que ha llegado el país.

Una vez más, un diario y periodistas, testigos y relatores del acontecer nacional, son colocados en el centro de la noticia.

Desafortunado porque junto con la casi cotidianeidad con que se vienen realizando ese tipo de actos, late el miedo, la resignación… La desesperanza y un sentimiento de incapacidad para remediar algo que hoy lastima a muchos.

Durante muchos años la administración del presidente Felipe Calderón se refirió a la lucha contra el crimen organizado como a la “guerra contra el narco”.
Esa guerra, hace muchos años, dejó sólo de ser entre aplicación de la ley y presuntos delincuentes.

Como en toda batalla que se respete, había partes de guerra. Unos, los del Estado mexicano, oficiales, otros, a través de pancartas y recados.

En esos partes es cada vez más común que se dé cuenta de víctimas inocentes, de personas que sin tener nada, absolutamente nada que ver, un buen día se ven involucrados en hechos de violencia.

Reporteros, fotógrafos y periódicos hoy cada vez más, forman parte de esa tendencia y estadística.
Y eso es lamentable y repudiable.

Lamentable, porque se trata de personas que ejercen un oficio que busca servir a la sociedad.
Repudiable, porque se busca amordazar, acallar y torcer un elemental derecho: el de una sociedad oportuna y debidamente bien informada.

Ojalá pronto México sea capaz de salir del círculo vicioso de la violencia y la impunidad.

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