A 21 meses de las elecciones presidenciales del 2012 precandidatos visibles e invisibles están ya en plena campaña, aunque la ley electoral actual (letra que apesta de tan muerta) tipifique y condene los "actos anticipados de campaña".
Con ingenuidad la gente se pregunta, si todos ya están en campaña ¿a qué hora trabajan?
Porque eso sí, todos tienen sueldos que, de una u otra forma, son de los impuestos.
Toda la actividad política tiene como único objetivo la sucesión de Felipe Calderón Hinojosa. Inclusive, la principal preocupación y actividad del jefe de Estado mexicano está puesta en favorecer y fortalecer a su partido (y debilitar o descarrilar) a sus adversarios.
Los precandidatos de todos los partidos grandes ya andan, de plano, hiperactivos.
El jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, estuvo en la capital de Nuevo León y pareció como que fue a hablar de la cuerda, en casa del ahorcado.
Sin ambages, sin rubores, resaltó que la ciudad que gobierna es más segura que Monterrey, no obstante la mayor complejidad y dimensiones.
Su adversario partidista (aunque todavía no se lo digan entre ellos) Andrés Manuel López Obrador compareció ante el Instituto Federal Electoral, institución que según él mismo debió desaparecer. Se mostró civilizado y, como buen político avezado, aprovechó el foro para decir que no está en campaña.
Acusó al IFE de tener con él una actitud "majadera, amenazante e intimidatoria". Así andan los dos principales precandidatos del PRD.
Los del PAN, por su lado, tampoco están quietos.
El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, se apunta una victoria con la aprobación del presupuesto en la Cámara de Diputados, en donde la líder de la fracción panista, Josefina Vázquez Mota, no durmió de noche ni de día para sacar adelante la negociación con el resto de las fracciones partidistas.
Por supuesto que no deja que sus adversarios por la candidatura panista se alejen y el secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, a quien sus cercanos hacen sentir todo el tiempo "que es el bueno", quiere hablar de triunfo con la creación de empleos cuando que es otro de los déficits de escándalo y vergüenza, de este sexenio.
En el PRI los precandidatos más avanzados, Enrique Peña Nieto, muy pero muy adelante, y Manlio Fabio Beltrones, que no permite aumente la distancia entre los dos, están también muy atareados.
Ambos saben que si su dirigente, Beatriz Paredes, no registra que cada día se alimenta e incrementa la andanada del TUCPRI (Todos Unidos Contra el PRI), cuando se acuerde que dirige ese partido, será demasiado tarde.
Sin duda la derrota frente a las alianzas lo arrinconó (al PRI) a una esquina de la que todavía no sale y, tan seguros del regreso priísta a los Pinos, se les olvida que falta todavía mucho y que la gente está dispuesta a escuchar y creer, ahora, que el regreso del PRI y López Obrador, son el peligro, en el 2012, para México.
Si no, que la dirigencia priísta siga confiada, y tan campante, como estuvo hasta julio pasado cuando estaban seguros que arrasarían y lo que se llevaron fue un palmo de narices.
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