martes, 12 de octubre de 2010

Cascarita en Reforma, Vocación de Pobres

La mejor demostración del atraso y la pobreza de México es que el Paseo de la Reforma o cualquier terreno baldío se conviertan en efímeros escenarios de acontecimientos deportivos, con pretensiones, cuando se trata, en realidad, de vulgares ¨cascaritas callejeras¨, como las que se juegan en cualquier barrio de clase media o pobre.

Nadie podría imaginarse que la quinta avenida de Nueva York; la plaza de la Conciliación, en el Vaticano; la vía del Corzo o la Ottaviano, en Roma; los Champs Elysees, en París fueran escenario para la instalación de efímeras albercas o pistas para corredores. Organizar una cascarita de beisbol en la Quinta Avenida, no solo sería ridículo, sino que ofendería a quienes hoy presumen los estadios de los equipos estrella.

Por supuesto que, a su estilo y de acuerdo a la condición socio-económica en la que se han desenvuelto, ni el presidente Felipe Calderón Hinojosa, ni su director de la Comisión Nacional del Deporte, Bernardo de la Garza, conocieron o tuvieron necesidad de jugar en las calles, arriesgándose a ser atropellados por un coche, camión o tranvía.

El paseo de la Reforma, mejor dicho, cuando se hizo la ampliación del Paseo de la Reforma, en su tramo de Bucareli a la Calzada de Guadalupe, ya había sido empleado como espacio deportivo por los cientos (quizá miles) de niños que fueron testigos de la construcción de esa vía en los 60’s. No había tránsito vehicular y antes de pavimentarse, la terracería era idónea para cualquier deporte callejero. 

Será desconocida, aunque el Congreso de la Unión iniciara una investigación del dispendio en habilitar albercas o pistas en esa vía, el gasto que se hizo en ese ridículo acontecimiento. Con mucho menos, seguramente, podrían haberse rehabilitado, o aunque fuera una ¨manita de gato¨, cientos de instalaciones deportivas ¨llaneras¨ en las que todos los días ¨juegan¨ miles de niños y jóvenes que no tienen acceso a clubes privados.

Es lamentable, por otra parte, caer en la cuenta de que el país no dispone de una fosa de clavados o una alberca adecuada para una exhibición como la que se pretendió llevar a cabo. 

Vamos, reconocer implícitamente que ni la eufemísticamente llamada "alberca olímpica" de División del Norte y Churubusco, es digna de recibir no se diga a Michael Phelps, ni siquiera a las estrellitas mexicanas que se destaquen en los deportes acuáticos.

Mas allá del abuso o del autoritarismo gubernamental, municipal o federal, que determinan el cierre de las vías de circulación a su capricho o gusto, queda en claro que el uso de los recursos públicos se dedica más al lucimiento de sus directivos que a la promoción de las tareas para las que están dedicadas las instituciones a las que supuestamente debieran servir.

La CONADE no está, ni debiera, ni tendría porqué organizar "espectáculos deportivos".

Su único destino y, obviamente, el de los recursos que administra es la formación de deportistas y la práctica de actividad física que propicie la salud y mejore la cultura de vida de la población, así en general, sin distingos de religión, clase social o económica.

Sencillo: instalaciones adecuadas y buenos maestros, así de simple.

Para nadie es un secreto que la mayoría de los centros o mal llamadas ciudades deportivas carecen de presupuesto suficiente para mantener en las mejores condiciones sus canchas, baños, etcétera. Sólo los honorarios que se pagaron a Phelps y a los acompañantes mexicanos que participaron en la fiesta olímpica del bicentenario (todo con minúsculas) hubieran servido para pintar porterías, disponer de cojines para campos de beisbol, etcétera.

Ofende el dispendio, más aún cuando va acompañado del escándalo.

Aunque, bien pensado, la Conade quizá no busque promover el deporte, sino tomar políticamente el Paseo de la Reforma, como ya lo hizo en una ocasión Andrés Manuel López Obrador, el error político que mas le ha costado. Quizá en la lógica política del gobierno calderonista esté el tomar la calle y esta es una forma de hacerlo. Aunque cada vez más gente diga que creyó que con Calderón "estaríamos mejor".

No hay comentarios:

Publicar un comentario