viernes, 24 de diciembre de 2010

La Ilusión de loa Navidad Blanca

Esta noche la gran mayoría de las personas desea pasarla en familia, exaltar el valor de la unidad, la concordia, la solidaridad.

La mayoría de las familias, independientemente de su composición o número de integrantes, considera a ese núcleo como el pilar de su estructura individual y también el eslabón más sólido de la cadena social.

Para muchos, la Navidad produce sentimientos y emociones contradictorias de alegría, tristeza, melancolía; de realización individual o familiar; de frustración por lo que se desea frente a lo que se tiene o se vive.

Es el día culturalmente dedicado a la familia, porque evoca en la civilización judeo-cristiana la consumación de la Sagrada Familia con la conmemoración del nacimiento de Jesús. Ese es el origen y sobre la que la religión católica edifica el edificio de la fe: el nacimiento de Dios hecho hombre.
El sentimiento de este acontecimiento es el amor.

Sin embargo hoy, precisamente en la víspera de la Nochebuena del 2010 se antoja difícil abordar estos temas sin considerar la realidad de pobreza o desintegración que padece la sociedad mexicana.

Más allá de que México está enfrascado en una guerra contra el crimen organizado y el narcotráfico que ha enlutado a más de 30,000 familias en los últimos cuatro años, que hay millones de desempleados y subempleados, que por lo menos hay 25 millones de mexicanos (1 de cada 4) que ésta noche están sumidos en la pobreza extrema), los medios de comunicación dan cuenta de los abusos y miserias humanas que dificultan el ver o pensar en el estribillo del villancico de la Blanca Navidad.

Termina la avalancha publicitaria empalagosa que incita al consumismo como la expresión del amor, la solidaridad, la unidad. Superficialidades que dejan más frustración que alegría porque están cada vez más alejados de la realidad de las grandes mayorías de marginados a quienes se invita a tomar parte de una fiesta a la que no tienen vestido para asistir.

Ello sin contar con el miedo e inseguridad que hoy se apoderó de los mexicanos por el secuestro de personas, las amenazas, el pago de derechos de piso, extorsiones, robos y asaltos que invadieron el ambiente social con el la ceguera de gobernantes y medios de comunicación que se acusan mutuamente de la degradación y descomposición del entorno. Autoridades y políticos preocupados más en las luchas por el poder y por adquirir popularidad electorera que por cumplir con su responsabilidad con el pueblo. Y medios de comunicación que escudan su amarillismo en la cómoda justificación de que "es lo que hay y lo que a la gente le gusta".

Navidad sangrienta es lo que vive el país, porque la Navidad blanca es una quimera, una lejana ilusión.

Sin embargo, la mayoría tiene que convertir esta amarga realidad en el impulsor de la esperanza, de que ojalá se haya tocado fondo y sobrevengan días de paz, tranquilidad, solidaridad y amor.

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