miércoles, 22 de diciembre de 2010

Empesar los festejos del (TRI) bicentenario

Desde hace por lo menos diez años hubo muchos que sonaron con conmemoraciones inolvidables, obras monumentales y festejos que impresionarían a propios y extraños.
Afortunadamente el 2010, para fines conmemorativos independentistas y revolucionarios, ya concluyó y ahora, lo que queda por delante es iniciar la organización de los festejos por el Tricentenario de la Independencia y el Bicentenario de la Revolución mexicanas, que se celebraran en el 2110.
De esa forma puede ser que no nos pase lo que ahora, en que no sólo el gobierno sino los mexicanos todos (bueno, casi todos) que nos quedamos con la sensación de haber desperdiciado esos acontecimientos para elevar el patriotismo, la autoestima y el espíritu nacional.
A los Estados Unidos se le achaca el que, al ser un país con una historia reciente como nación, ante cualquier acontecimiento o pieza de museo, le sacan el máximo provecho.
En cambio, culturas con raíces milenarias como la nuestra, con sus amplios y ricos antecedentes prehispánicos, somos dados a pasar por alto las enseñanzas de la historia y nos pasa como país lo que advierte la canción "siempre caigo en los mismos errores".
Hoy, con intención autocrítica, nadie puede quedar satisfecho de la forma como se asumió la doble conmemoración. Nos atrapó la coyuntura de violencia, crisis económica y desilusión que vive el país y no hubo estrategia, acción o tarea que fuera capaz de hacer que la nación elevara la mirada hacia el horizonte.
Si las celebraciones de la independencia con todo y monigote gigante fueron decepcionantes, las de la Revolución fueron todavía más insustanciales, vacías y fugaces.
Tanto que, ayer lunes, los reportes periodísticos apenas recordaban las celebraciones del sábado, con todo y los posicionamientos y los actos de fe revolucionarios del presidente Felipe Calderón.
Las noticias se centraron en el asesinato del ex gobernador de Colima, mientras los mexicanos parecen inconmovibles y acostumbrados, cada vez más al clima de violencia que asciende en la escala social.
Algunos teóricos de la sociología y los especialistas en violencia han elaborado mapas en los que la violencia sube hasta llegar a personajes de la política, la economía y la sociedad.
Acertaron!
La muerte del ex gobernador colimense es causa y efecto de la descomposición que vive el país.
Las conmemoraciones hubieran sido una gran oportunidad para modificar el destino, pero ya es tarde y el hubiera, no existe.
Si podemos ahora afanarnos en que esto no nos pase en las celebraciones del Bicentenario de la Revolución y el Tricentenario de la Independencia.
Para eso, si hay tiempo, aunque a la mayoría ya no nos toque presenciarlos.

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