viernes, 31 de diciembre de 2010

Feliz 2011, con más y mejor democracia

Como preámbulo del 2012, el año de las elecciones y la sucesión presidencial en las que, hasta ahora, no hay nada seguro para nadie, es predecible será el 2011 muy difícil.
Sin duda alguna más que el 2010 en el que el gobierno tomó consciencia que la guerra contra el crimen organizado y el narcotráfico lo llevó a la inaceptable condición de "estado fallido" que tanto exaspera, irrita y enoja a los gobernantes.

Entramos al 2011 con la desesperanza a cuestas, porque no hay señales de que la situación haya de modificarse.

La lucha por la sobrevivencia para llegar lo menos desgastados posibles a la elección presidencial federal hará que Enrique Peña Nieto, Marcelo Ebrard y los varios precandidatos panistas que buscan llegar al final, hagan todo lo posible o imposible, legal y hasta ilegal, para presentarse como candidatos a la Presidencia de la República.

Sin duda lleva la delantera el gobernador del Estado de México, no sólo frente a los partidos adversarios, sino respecto a otros priístas que le siguen de cerca esperando que un tropiezo (político) los coloque en la punta. Tal es el caso, especialmente del senador Manlio Fabio Beltrones, porque con todo y su larga carrera política no puede tomarse con seriedad que la respetable Beatriz Paredes crea que puede ser una opción.

En el primer trimestre habrá la elección de dirigentes en el PRI y en el PRD, cambios determinantes en sus estrategias para mantener o elevar competitividad para las elecciones presidenciales.

El PAN, aparentemente dividido está en su mejor momento, solo porque tiene mano firme y decidida en la conducción, por supuesto no del ex senador Madero, sino del líder y operador real, el presidente Calderón.

El PRI puede hacerse, si en este momento fueran las elecciones, de la Presidencia de la República con Peña Nieto; estaría difícil con el senador Beltrones.
El PRD tiene su apuesta con Marcelo Ebrard, pues Andrés Manuel López Obrador, ni aunque ofreciera portarse bien y dejar de ser de izquierda, pocos le creerían. Para él sí ya es tarde y es previsible que apoye a Ebrard, quien tendrá después que olvidar su pacto con AMLO, en caso de ganar.

Será un año intenso porque predominará la batalla electoral desde los partidos y desde el gobierno.

Los problemas se agudizarán porque no tendrían porque resolverse si todos estaremos ocupados en otras cosas, en asuntos menos importantes, aunque nos han hecho creer que la felicidad está en la democracia, esto que hemos vivido, para peor, aunque eso sí, muy demócratas todos.

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