sábado, 4 de diciembre de 2010

El cinismo de Vicente Fox, la incontinencia verbal siempre tiene consecuencias

Entre los arcaicos acuerdos de la alta política figuró, durante muchos sexenios, el compromiso de que el ex presidente inmediatamente anterior al de turno, guardara silencio.

La mayoría no cumplió su palabra, pero bastaba con que el mandatario constitucionalmente vigente mostrara su desacuerdo o descontento o enviara un sutil mensaje a su antecesor para que la cordura, expresada en la ausencia de palabras, volviera al interpelado.

Así, por ejemplo, Luis Echeverría entendió muy bien el mensaje cuando su protegido, sucesor y ex amigo, el presidente José López Portillo lo nombró, ni más ni menos, como embajador a las islas Fiji, en medio del océano Pacífico.

Echeverría canceló así sus deseos transexenales. No volvió a hablar.

Sin embargo, rituales, usos y costumbres del poder han cambiado radicalmente lo que contribuye, aunque la mayoría de los políticos sea omiso al respecto, a la inevitable descomposición política y las consecuencias económicas y sociales que eso acarrea.

Vicente Fox ha hecho creer que puede decir cualquier cosa que le salga por la lengua y, aun con eso, engatusó a millones que votaron por él, pero ahora si, sus declaraciones tienen consecuencias legales, políticas e históricas. Nada más.

Vicente Fox Quesada, en afirmaciones publicadas ayer en Milenio, da el peor golpe que haya recibido su sucesor, Felipe Calderón Hinojosa, pues afecta la legitimidad que tanto enoja y descompone, desde el 2 de julio del 2006 al actual mandatario.

Lo que provoca con esto el ex presidente es poner en duda no la legalidad, sino la legitimidad y la ética con la que Felipe Calderón se hizo de la Presidencia de la República.

Hasta los adolescentes saben que la expresión "los dados están cargados" tiene que ver con la trampa, el engaño, la alevosía, el abuso.

El ex presidente Fox reconoce que, en el proceso electoral del 2006, los dados estuvieron cargados.

Dice la nota de Milenio:

"En el programa Horizonte del Instituto Mexicano de la Radio, cadena del Estado, la pregunta directa de Mario Campos fue: "¿Cargó los dados contra López Obrador?".

"Pues claro que sí, en lo que pude, claro que sí, y es democrático, por eso lo digo yo y lo dije: fue un segundo triunfo para mi", respondió Fox en la entrevista que se difundirá hoy y de la cual se transmitió ayer un fragmento relacionado con los comicios federales de hace cuatro años, en el último año del mandato del guanajuatense.

La segunda interpretación, quizá forzada, es que Fox se atribuya a sí mismo como "segundo triunfo para mí" porque estaría implícita la reelección.

Felipe Calderón no necesita que, a estas alturas, su antecesor ponga en tela de duda su legitimidad. Legalidad la ha tenido desde que el Tribunal Federal Electoral lo declaró presidente electo, pero la legitimidad es una losa pesada.

En cuanto al ex presidente sus declaraciones pasarán por ingenuas, lo que no se vale en alguien que tuvo en sus manos el destino de la República. Suenan, más bien, a cinismo y a irresponsabilidad, pero como dicen los campesinos: "no se pueden pedir peras, al olmo".

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