lunes, 17 de enero de 2011

A los niños que pidan pan, ¡su credencial de identidad!

En el gobierno del presidente Felipe Calderón ha crecido el número de pobres, con lo que el bloque de mexicanos a quienes no alcanza, ni para comer, es cada vez mas lastimoso, avasallante, ofensivo.

Los índices de salud y los de la educación, corren una suerte similar: no alcanzan para millones y quienes todavía tienen acceso a ellos sufren las carencias propias de un país empobrecido.
Combate a la pobreza, salud o educación no son la prioridad de las políticas públicas calderonistas, cuyo gobierno ha dado toda la atención, el mayor esfuerzo y todo el apoyo económico a la guerra, combate, lucha, cruzada, ofensiva, andanada o como quiera definirse contra el narcotráfico y el crimen organizado.

Ha dicho con insistencia el jefe del Ejecutivo que la prioridad se mantendrá tal cual ha sido desde el principio de su gobierno, porque no quiere dar el mensaje o la impresión de que recula, corrige o desiste del combate a los malos.

El resultado de esta estrategia de gobierno se mide en sangre y muerte: Más de 35 mil 64 muertos en 4 años 45 días de gobierno, de los que casi 15 mil 300 ocurrieron en 2010. Este 2011, la tendencia es similar a la del último año por lo que, de ir las cosas como van, en 5 años habría 50 mil muertos por esta cruzada.

Sin embargo, como decía el cómico, los borrachos dicen parte de la verdad, hay decisiones de gobierno ante las que uno no sabe si reír o llorar.

Es evidente que millones de mexicanos necesitan comida, educación y salud, nadie podría dudarlo, ya no digamos negarlo.

Lo que sorprende es que la Secretaría de Gobernación, durante décadas considerada la "cabeza" del gabinete para la vigilancia o atención de la gobernabilidad, decida ahora gastar varios cientos de millones de pesos en credencializar a los niños, como si con eso se mejoraran las condiciones de alimentación, salud y educación de quienes son considerados, el futuro de la nación, la esperanza nacional.

Ha sido recurrente la inquietud de gobiernos panistas y priístas por dotar de credenciales a los ciudadanos, trátese de adultos, ancianos y ahora también ¡los niños!
El subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la secretaría de Gobernación, René Zenteno, seguramente en acatamiento de las órdenes de su jefe, Francisco Blake, explicó que "este documento de identidad de nueva generación se presenta en México como la primera identificación oficial de menores, segura y libre de duplicados que salvaguarda los derechos de éstos". Dificultará, la suplantación o falsificación de identidades, al mismo tiempo que permitirá agilizar trámites y servicios.

En efecto, no sabe uno si reír o llorar.
Ya se puede imaginar las filas de niños realizando trámites y portando cada uno de ellos su identificación oficial; o presentándola antes de cruzar los filtros "de seguridad" para detección de metales en cada una de las escuelas; también para que ingresen o las porten colgadas del cuello, mientras corren y sudan en una "cascarita" callejera.

Desde hace tiempo la Secretaría de Gobernación ha mostrado su interés en hacerse del presupuesto millonario correspondiente para el contrato con quien haya de producir las credenciales de identificación. Lo mismo se ha intentado desde el Seguro Social, el Sistema de Administración Tributaria, la Secretaría de Educación Pública, la Secretaría de Desarrollo Social con el programa "Oportunidades", y así muchas otras dependencias de gobierno pretenden arrebatar al Registro Nacional de Electores lo que tiene ya concedido legal y oficialmente, la identificación de los ciudadanos.

Credencializar se confunde con mejorar las condiciones de vida. Una credencial más (los niños necesitan su credencial de educación y salud, no más) no garantiza más salud y educación.
Al contrario, con una simple revisada en perspectiva se comprueba que es un gasto inútil, aunque se den argumentos valines de su necesidad, de su urgencia. Esta bien que los niños suizos, alemanes, franceses, ingleses, italianos o japoneses tengan su identificación, pues hace tiempo ya resolvieron sus necesidades de alimentación y salud.
En México es deseable destinar más recursos a salud y educación, porque todo lo demás sale sobrando. Si no, nada más falta que desde la secretaría de Gobernación haya algún funcionario que diga: "Cuando un niño pida pan, denle su credencial de identidad".

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