miércoles, 25 de agosto de 2010

Berrinches de Calderón

EN VOZ ALTA

Berrinches de Calderón

Por: Gerardo Viloria

Para nadie es secreto que el presidente FELIPE CALDERON, es un hombre de rencores forjados por múltiples situaciones.

Federico Nietzsche, decía “un resentido en el poder implementará políticas de odios y buscará venganzas”.

Lo anterior, por lo siguiente:

No obstante que el desánimo social y la desesperación campean ante la violencia desbordada, que lleva ya más de 28 mil muertes, situación que muestra los yerros en el planteamiento y ejecución de la estrategia en la “guerra” contra el crimen organizado, por parte del gobierno federal.

Que hace dos años la llamada sociedad civil se movilizó por lo que entonces se consideraba una escala brutal de la inseguridad. De la movilización se pasó al acuerdo, a una serie de compromisos firmados por todos los órdenes de gobierno que asumieron el reto lanzado por el empresario Alejandro Martí de trabajar por un México más seguro. La frase acicate fue: “Si no pueden, renuncien”. Veinticuatro meses después, simplemente no han podido, ni renunciado.

Aún así, la semana pasada, en el marco de los debates Diálogos por la Seguridad. Evaluación y Fortalecimiento, el presidente FELIPE CALDERON, muy irritado, amenazó que si el Congreso no reasigna recursos para las dependencias involucradas en la seguridad, la salida del gobierno federal buscará “nuevas fuentes de ingreso que constituirían una carga para los contribuyentes”; es decir: aumento o nuevos impuestos.

Por otra parte, enfadado, en esa misma reunión, CALDERON reiteró a los coordinadores parlamentarios que mantendrá al Ejército en las calles hasta el último día de su mandato si de aquí a dos años no hay 32 policías “confiables y fuertes” para combatir a la delincuencia.

De igual manera, alterado, condicionó el regreso de los militares a cuarteles a la aprobación –por parte del Congreso- de lo que aquilató como su prioridad legislativa: policías con mando unificado.

Y, más aún, aunque eludió reclamar directamente la ausencia del PRI, del PT y del líder de la diputación del PRD en la mesa de ayer, encolerizado, dijo que las diferencias dañan profundamente a la nación, pues la crisis de seguridad que enfrenta México exige de todos compromiso, unidad y acción.

En resumen, el presidente CALDERON mantendrá al Ejército en las calles hasta el último día de su mandato, si así lo obligan las circunstancias, y si no hay una policía preparada y eficaz para combatir a la delincuencia.

Así pues, he aquí unos berrinches más, de quien ya todo mundo sabe tiene la mecha corta, pero que además aparece en público permanentemente enfurruñado y, lo peor, que actúa en contra de aquellos que provocan sus múltiples y constantes enojos.

Frente a todo esto, se puede afirmar que por los lúgubres estados anímicos del ocupante de Los Pinos, sus Diálogos por la Seguridad, acabaron como comenzaron: plenos de errores.

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